Presenta en Nayarit reflexiones surgidas a partir de la segunda etapa de la otra campaña
Tepic, Nay., 28 de mayo. El gobierno del Felipe Calderón Hinojosa no sólo se prepara para desatar una represión selectiva contra luchadores sociales y movimientos populares, sino cualquier persona ''está en la mira de la máquina militar'', aseguró aquí el subcomandante Marcos. Al presentar ''algunas reflexiones realizadas a partir de la segunda etapa de la otra campaña en el norte del país'', Marcos advirtió que ''sacar al Ejército Mexicano de sus cuarteles es fácil, pero regresarlo al ámbito que le corresponde no es tan sencillo, porque se comporta como frente a un enemigo, no como frente a conciudadanos''.
En un recuento de ''la situación laboral, de explotación y de represión'' que impera en México, Marcos advirtió: ''Las disposiciones y acciones del gobierno de Calderón confirman el análisis que desde mediados de 2005 habíamos hecho: el país se encamina a un estallido social y frente a esto se presentan cuatro alternativas: la de Calderón, que es la del uso indiscriminado de la fuerza, la salida de la represión masiva; la de un control gradual y desmovilizador, o sea la de las fuerzas que apuntan a 2012 para un relevo ordenado y un cambio sin ruptura; la del caos y la guerra civil y, finalmente, la de una salida organizada, anticapitalista y de izquierda de las organizaciones, grupos colectivos, familias e individuos de la otra campaña''.
Luego de señalar que actualmente ''está de moda el verde olivo y cantar loas a un Ejército cumpliendo labores de policía interna, violando las leyes fundamentales y los reglamentos internos'', Marcos indicó que ''basta una mirada con el mínimo de crítica para darse cuenta de que el mexicano es un sistema político moribundo, inestable, sin referencias sólidas.
''La situación nacional es una catástrofe; la economía ha sido abandonada al vaivén de las tormentas del mercado internacional; la seguridad social es un montón de escombros en venta; la educación pública es un pobre remedo de los cursos de superación personal y empresarial; la política cultural es una sección arrinconada muchas veces en la página de sociales; la salud pública es un centro comercial sucio, desaseado, ineficiente, cuyo negocio se debate entre las marcas y los genéricos. Nada de lo que fue la columna vertebral del Estado nacional queda en pie'', consideró.
Agregó: ''La clase política mexicana pensó que sólo se trataba de entrar al relevo del PRI en la administración y venta del cuerno de la abundancia llamado México, y resultó que no, que lo que se derrumbó junto con la hegemonía priísta fue algo más. Lo sucedido allá arriba, en la política nacional, es sólo un pálido reflejo de lo que pasó y pasa en las bases del Estado nación en México. Las otrora reglas no escritas del sistema político mexicano se desmoronaron, entre ellas la que fue fundamental: la de la sucesión presidencial.
''Aquella tradición nacional llamada tapadismo no existe más, y estos son los tiempos que corren sin siquiera el mínimo oxigeno político que le permitió a Vicente Fox sobrevivir inicialmente como gobernante. Felipe Calderón ve con desesperación que ni en su propio partido las trae consigo. Su mandato efectivo terminó cuando abandonó como un ladrón el Congreso de la Unión, después de aquella accidentada toma de posesión.
El poder de los medios fue insuficiente
''Sostenerse en los medios masivos de comunicación no fue suficiente y, por lo que se ve, tampoco lo es colmar de soldados las ciudades y carreteras. Así, la carrera presidencial se ha iniciado y los aspirantes prácticamente están definidos: Marcelo Ebrard y Andrés Manuel López Obrador, por el PRD o por el nuevo partido que están formando; Enrique Peña Nieto y Beatriz Paredes, por esos escombros llamados PRI, además de Marta Sagún, en vías de reaparecer, por el PAN, y un Francisco Ramírez Acuña que más parece celador de prisión que político de oficio'', indicó Marcos.
Añadió que ''el entusiasmo de la clase política por esa farsa insostenible de la lucha contra el narcotráfico, que todos sabemos no es más que la lucha del cártel de Los Pinos por adueñarse de todo, esconde dos cosas: la criminalización de la lucha social que les permitiría controlar los cotos de poder que mantienen, y la atención mediática sobre los hechos de sangre de esa guerra perdida desde su arranque, lo que permite a los políticos medir el impacto que tiene la mano dura en las encuestas.''
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