El reto en Europa es compartir la tierra y los productos por encima de la lógica del mercado, lograr una relación directa entre productores y consumidores, pugnar por una alimentación sana para todos y por la eliminación de los transgénicos, crear conciencia entre los consumidores sobre la cadena de explotación que atraviesa el cultivo de una fresa, por ejemplo, antes de que llegue a las mesas fuera de la temporada; construir, o reconstruir, una cultura que genere un espíritu comunitario, donde, entre otras cosas, se puedan retomar formas tradicionales de comercialización, como el trueque, por ejemplo, señalaron representantes de Francia, Italia y España durante las conferencias internacionales sindicales organizadas por la Confederación Nacional del Trabajo (CNT), en París.
Convocados por el anarcosindicalismo francés que abrió un espacio de encuentro entre las diversas luchas que atraviesan los cinco continentes, las voces que llegaron de América (Argentina, Colombia, Brasil, México y Chile) coincidieron en señalar que el problema central en esta región es la defensa de la tierra y el territorio que es amenazado por los intereses de las grandes trasnacionales. Hoy, dijeron, el agua, el aire, la tierra, la flora y la fauna están amenazados por los grandes proyectos multinacionales que tienden a desaparecer o desplazar a comunidades indígenas y campesinas enteras.
Además, denunciaron, las represas, los proyectos ecoturísticos, los aeropuertos, las petroleras y los planes neoliberales, se instalan de la mano de la represión. En Colombia y en México, con sus enormes diferencias, los paramilitares son los generadores de violencia, actuando en complicidad con gobiernos y empresarios.
"En Colombia la tierra es un botín de guerra", advirtió un delegado libertario de ese país, mientras que, desde México, una representante del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra, de San Salvador Atenco, relató la lucha contra la construcción de un aeropuerto sobre sus tierras y la salvaje represión de la que fue víctima su movimiento (junto a otros activistas de la otra campaña) hace exactamente un año.
Un trabajador italiano de la tierra relató, por su parte, que la política de subsidios a los agricultores está logrando que abandonen sus tierras o que las mantengan ociosas, cortando así los lazos de generación en generación con ésta, pues de cualquier forma reciben recursos económicos.
Una problemática particular fue planteada por un delegado de Palestina, donde "el problema empieza y termina con la ocupación israelí del territorio. Hoy -explicó- los agricultores palestinos están siendo desplazados por una manera 'moderna' de cultivar la tierra impuesta por Israel, de tal manera que los palestinos terminan siendo obreros de sus propias tierras".
El encuentro París I 07 logró reunir las expresiones de preocupación de los trabajadores del campo y de la ciudad, junto a problemáticas concretas de diversos movimientos sociales (no sólo sindicales). El reto, coincidieron todos, es seguirse encontrando y detectar ejes de lucha común.
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