Search in blog



[e-mail us]


The Sixth
La Sexta
Las Voces de La Otra Campaña
Ke Huelga
Piezas
del rompecabezas
de la otra

Audios y textos por estado
delOtroLado.net
visor hibrido de noticias
La Otra en La Jornada
Zapateando

MIGRACION
Immigration
Immigrant Solidarity Network
School Walkouts info
Detention Watch Network
Immigrant Rights @ indymedia.us
NO HR4437 Network
Immigrant @ indybay
Migración @ La Jornada (México)
Los Angeles
Mujerez de Maiz
East Side Cafe
South Central Farmers
Casa del pueblo
Cop Watch
La Otra Orange County
La Otra en el Otro Lado
Estación Libre
Con Safos
Informate, Organiza, y Lucha
San Diego / Tijuana / Ensenada / Cucapás
Telesecundaria Cucapá (El Mayor)
La Otra Tijuana
La Otra Ensenada
Las Otra San Diego
Organic Collective
deleteTheBorder
San Francisco
Chiapas Support Committee
Radio Zapatista
Caracol de la misión
Nueva York
Zapagringo
Movimiento por la Justicia en el Barrio Notas en detod@s-paratod@s
Encuentro Gathering
Salón Chingón
Chicago
La Otra Chicago
Otros en EE.UU.
Others in the US
El Kilombo Intergalactico
(Durham, North Carolina)
CIS/DC
(Washington DC)
Chiapas 95
(Texas)
Accion Zapatista
(Humboldt)
Mexico Solidarity Network
Red de Solidaridad con México
Community to Community
(Bellingham, WA)
Chiapas
enlace zapatista
imc-chiapas
My Word is my Weapon
Lecturas
La Sexta
Palabra Zapatista
Centro de documentación sobre zapatismo
La Jornada
sin fronteras
(Chiapas)
Readings
The Sixth
Encuentro (NY)
Zapatistas in Cyberspace

Enlace Zapatista

La Jornada > Cobertura de "La otra campaña"

Nodos Comunes

.. Caosmosis ..


Rage One (blog)

lunes, febrero 04, 2008

Puertas cerradas al campo (Hermann Bellinghausen)


El decreto implícito de los poderes dominantes no podía ser más aberrante: deben abandonar el campo las personas que lo habitan y dar paso a la industria agropecuaria, las hidroeléctricas y las minas; “debe” ser “productivo”, “competitivo”, “rentable”. Los capitalistas convierten al campo en una fábrica, con patrones invisibles, capataces de cuello blanco y obreros sin derechos laborales. Han convencido a la opinión pública y a los mercados (esos representantes de La Humanidad) de que no queda de otra. En Europa occidental ya casi lo lograron, “y miren qué bien están” nos argumentan. Otros subcontinentes avanzan en la misma dirección: China, India, Mesoamérica, Brasil, Europa oriental.

Los amos han decidido que todo el mundo es una isla, igualito que Japón. Que no hay para dónde; por eso al campo ya no lo aguantan más. Tan latosos los subsidios que no “rinden” en la balanza comercial (esa abstracción para los financieros que no reservan el menor espacio para los campesinos en sus previsiones; pues prevén, como los profetas). La presunta “resistencia al cambio” que se atribuye a la población rural, particularmente la indígena, guarda la simiente del más plausible proyecto de futuro con que la humanidad cuenta. Pero los amos tienen otros planes.

¿Qué “cambio” les ofrecen? ¿Mudarse a las ciudades (bueno, a sus bolsas de basura), emplearse en el crimen, darse a la drogadicción y la violencia, consumir? Volverse modernos, en suma. Tras la falsedad de que la bonanza urbana es accesible, la igualdad de oportunidades nunca fue más desigual como bajo los neoliberales, quienes se escudan en lo que llaman “democracia”, cuyo ejemplo más extremo y futurista fueron las “elecciones” blindadas del Irak liberado de sí mismo por Estados Unidos.

Los ríos serán hidroeléctricas, inundando miles de comunidades ancestrales, millones de hectáreas cultivadas con las manos, bosques, selvas, tesoros arqueológicos y hasta tierras previamente saqueadas y erosionadas por el progreso anterior. Las costas y manglares serán puertos de carga y descarga, no quedará playa sin hoteles y bulevar. Digamos que en cuanto terminen los albañiles indios en Cancún y Playa del Carmen, serán desechados.

Todo, para beneficio de los dueños de la mercancía y el dinero con que se paga el turismo. La “humanidad” que no migre a cinturones urbanos tiene la opción de regresar a la servidumbre porfiriana, y si corre con suerte, aprender inglés y recibir propinas.

El poder político y económico, representado en México por el calderonismo, los patrones globales y sus cómplices intelectuales (los tontos útiles que nunca faltan) ahondan el proyecto de convertir al pueblo mexicano en un conglomerado con “capacidades diferentes” (piadoso eufemismo que declaman en sus incursiones filantrópicas por el mundo Teletón).

Convertir en minusválidos a los campesinos, siendo ellos los seres humanos más autosuficientes que existen. Los que mejor saben sobrevivir huracanes, inundaciones, represiones genocidas, hambre y frío, firmemente unidos a la felicidad de la tierra. Hoy se les obliga a “reducirse”. Oliveros de Palestina, milperos de México, arroceros de Tailandia: su destino son los guetos y suburbios, o pegar la cara contra el cristal opaco de las fronteras.

Las sospechosas inundaciones por el tapón del río Grijalva sirven de ejemplo de cómo el capitalismo aprende las brutales lecciones de China al desplazar millones de campesinos y dar paso a la monstruosa represa de las Tres Gargantas del Yangtsé. Hoy en Chiapas, a decenas de comunidades rurales les dicen: “sabes qué, resulta que tu pueblo quedó, o quedará, bajo el agua, chin, así salió el destapón del río, sorry. Pero no te preocupes, te voy a poner unas bonitas ‘ciudades rurales’, con servicios y calles. Hasta vas a dar las gracias” (¿Sigue el río Usumacinta?).

Construídas donde a los gobernantes les da la gana y a los inversionistas les viene bien, las ciudades rurales que proliferan en el país son o serán ratoneras, con casas diminutas, una pegada a la otra, cuartos de tres por tres metros, sin patio ni más tierra que la de los zapatos, lejos de los árboles. Ni campos ni montañas, sólo plazoletas de cemento donde pronto los ex campesinos venderán garnachas, piratería o cocaína, y así ingresarán a la competividad global.

Como dijera la insigne Britney Spears, “Oops, I did it again!”: el neoliberalismo repite sus recetas de explotación-destrucción. África subsahariana es la prueba más redonda. Allí es inmenso el “planeta de ciudades perdidas (slums)” que documentara Mike Davis. Buena parte de la humanidad resulta hacinable y sacrificable.

Las eficientes cámaras de gas nazis fueron un poco demasiado. Y no a todos se les puede bombardear. Por eso, que los campesinos devengan minusválidos, y las monsantos podrán reinar.





Printer friendly
Version para Imprimir


From Spanish:


Del inglés: