En el número 324 de la calle Geer, en Durham, Carolina del Norte, se abre un espacio autónomo con una auténtica y creciente participación de la comunidad “de color”; es decir, trabajadores, estudiantes, niños y niñas de origen latino, asiático y afroamericano. Se trata de El Kilombo, un modesto centro comunitario en el que la gente del barrio organiza círculos de estudio en inglés y en español, una librería con temática autónoma y radical, clases de inglés y computación, internet gratis, programas de salud, un proyecto de agricultura autosustentable y otros programas que se construyen de acuerdo con las necesidades y demandas de la población.
En la pasada década, Carolina del Norte ha cambiado su rostro y se ha convertido, junto con Georgia, en el estado con mayor crecimiento de la población latinoamericana en EU. “Es un fenómeno extremadamente nuevo; existen muy pocas instituciones oficiales para nuestra población. Pensamos que exactamente por estas características, y además por la presencia mayoritaria de hermanos afroamericanos, esta región es ideal para organizarse desde abajo y a la izquierda”, señala Álvaro.
De acuerdo con estadísticas oficiales (siempre limitadas), en Carolina del Norte hay cerca de 700 mil migrantes, de los cuales 73 por ciento son mexicanos, la mayoría indocumentados. Vienen de Puebla, Veracruz, Guerrero, Michoacán, estado de México, DF y San Luis Potosí, principalmente, y se dedican a la agricultura, jardinería, albañilería y pintura, entre otras actividades con las que contribuyen a la economía del estado.
El Kilombo abrió sus puertas en 2006 y se define como un colectivo al que “llegamos todos con el deseo compartido de vivir de forma diferente y de actuar políticamente; además de una insatisfacción común con las campañas monotemáticas y la serie de intervenciones caritativas muy particulares de las ONG y de la izquierda tradicional”.
Hoy, en este pequeño espacio de libertad, crece el espíritu comunitario entre una población fragmentada desde arriba, en la que es un desafío la convivencia y lucha común entre latinos, afroamericanos, asiáticos, chicanos y otros estadunidenses.
Inspirado en diversos movimientos autónomos, entre ellos la experiencia de las comunidades zapatistas, El Kilombo responde a necesidades concretas de la comunidad, a partir de la organización desde abajo, con decisiones tomadas en asamblea. Se trata, indican, de “crear espacios en donde podamos formar nuevas relaciones sociales”.
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