Hace 15 años, en mayo de 1993, en esta misma zona se dio el “bautizo de fuego” del aún clandestino EZLN: el primer enfrentamiento con el Ejército federal, negado durante meses por la Secretaría de la Defensa y por el entonces presidente Carlos Salinas, quienes argumentaron que se trató de un enfrentamiento con una banda de narcotraficantes, teniendo claro que se trataba de una formación insurgente.
La Garrucha, además de ser sede de una de las cinco zonas autónomas zapatistas, es una comunidad emblemática e histórica del movimiento. Desde aquí se dio a conocer la Sexta Declaración de la Selva Lacandona y en esta región se dieron los primeros pasos de la actual iniciativa política y pacífica. En 1994 llegaron aquí los comunicadores de todo el mundo, antes de que las miradas se trasladaran a Guadalupe Tepeyac y La Realidad, en la selva fronteriza, comunidades que durante años sufrieron la persecución y el hostigamiento dirigido, pues casualmente en ambas, como recientemente en La Garrucha, se realizaron las apariciones públicas de la comandancia general zapatista.
El pasado 4 de junio pudo ser un día fatal. Unos 200 soldados del Ejército federal, Seguridad Pública, policía municipal y agentes de la PGR intentaron entrar a La Garrucha. Luego se dirigieron a los pueblos de Hermenegildo Galeana y San Alejandro, en la misma región, donde fueron repelidos por mujeres, hombres y niños armados con palos, piedras y resorteras; es decir, armados de coraje y dignidad. Dentro de la cascada de agresiones que han sufrido las comunidades en los últimos dos años, esta incursión denota pretensiones oscuras y sumamente preocupantes. Es falso que busquen plantíos de mariguana; urge parar la provocación. En México y en muchos sitios del mundo se preparan acciones que impidan un desenlace de graves consecuencias.
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me quedo sin palabras ante la barbarie que destroza a nuestros hermanos mexicanos. Se que no pueden con sus ideales, pero tengo miedo por ellos. ¿estamos impotentes?
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