Los de Abajo
Gloria Muñoz Ramírez
Sembrar el terror y la desesperanza entre las comunidades de inmigrantes en Estados Unidos y criminalizar al trabajador indocumentado son algunos de los objetivos de las inhumanas redadas que día con día se intensifican en fábricas, paradas de autobuses, hogares y centros de reunión de familias de origen migrante.
En el área de la Bahía de San Francisco, California, se vivieron en las semanas recientes una serie de operativos que dejaron un saldo de 436 personas arrestadas, en la mayor redada en su tipo en Estados Unidos desde hace cinco años. Otras 420 personas fueron arrestados en la zona de Los Ángeles y 301 más en el área de San Diego.
Las redadas no son cifras ni listados, sino vidas rotas, familias destrozadas, violaciones a los derechos humanos y futuros inciertos. Son historias como la de Elena, activista en Oakland, parte de la otra campaña mexicana y víctima de los recientes atropellos cometidos por la Oficina de Inmigración y Aduanas (ICE, por su siglas en inglés).
“Hoy en la mañana el mal gobierno de aquí vino a la casa y se llevaron a mi hermanito y a mi mamá. ¡Los van a deportar! No sé nada, estaba tan enojada, me echaron de las oficinas de migración y no les pude dar ropa ni dinero... no sé a dónde se los llevarán. Hay tanto que pasa por la mente en estos momentos. ¡Me quiero ir! Y la pesadilla no termina. El viernes hay un evento en San Francisco. Apoyen y hagan llamadas. Esos idiotas del gobierno se tienen que enterar de que lo que están haciendo no es tolerable… no lo es”.
Las recientes redadas del ICE han sido anunciadas como las más grandes de los equipos de búsqueda de fugitivos en California y colocan el control de migrantes en la competencia del terreno criminal. Los agentes migratorios tocan o derrumban las puertas de los hogares presentándose como policías y proceden a las detenciones, incluso de personas con ciudadanía estadunidense.
El pasado 22 de octubre el ICE incursionó con lujo de violencia en 17 viviendas de San Francisco. Detuvieron a 26 personas, 11 relacionados con la pandilla Mara Salvatrucha. El resto fueron “daños colaterales” que, si carecen de papeles, serán deportadas y presentados ante la opinión pública como delincuentes. Eugenia es ciudadana estadunidense, pero no se libró del operativo: “Yo estaba dormida cuando dos agentes entraron a mi dormitorio, me apuntaron con las armas, me dijeron que me levantara. Mi hijo de 22 años estuvo esposado unos 40 minutos. No nos explicaron qué estaba pasando. Sólo después dijeron que estaban buscando gente de la Mara Salvatrucha. Yo no tengo nada que me vincule con ninguna pandilla”.
Ante esta imparable situación, colectivos de jóvenes organizaron ayer (31 de octubre) un acto de repudio a las redadas frente a las oficinas del ICE en San Francisco.
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