AUDIO
cucapás - Kiliwas, Baja California Norte
Mexicali, Baja California Norte
Reunión con Cucapás y kiliwas
20 de octubre del 2006
Compañeros, compañeras cucapa y de otras partes que están aquí.
Pues lo que hemos escuchado y lo que no escuchamos, pues nos da, nos da una mezcla de rabia e indignación, y de que algo tenemos que hacer.
Nos estaban platicando los compañeros que, por hacer lo que han hecho hace noventa siglos, cuando ni siquiera existía el Estado español —que fue el que vino a conquistar estas tierras—, que era pescar y vivir de la pesca, le ha significado a esta gente, órdenes de aprehensión, hasta por siete kilos de pescado —como la compañera Mónica—.
Y hemos escuchado también cómo personal de la armada de México —de los navales, como se dice— son los que agreden y amenazan de muerte a los pescadores y a las pescadoras. Una muchacha embarazada fue amenazada poniéndole la boca del cañón del arma de un marino, en la panza, porque se negaba a que su panga fuera requisada.
Ahí en Sinaloa escuchamos la historia —ahí en Dautillos— también de un par de pescadores que iban en su panga y que estaban pescando camarón, y que lo tenían prohibido, y que un guarda costas de la armada de México, lo partió, lo hundió, y uno de ellos estuvo a punto de ahogarse.
Y nosotros nos estamos preguntando, cómo en un lugar donde abunda el narcotráfico, el ejército y la armada se dedican a agredir a los pueblos indios en lugar de perseguir a los delincuentes.
Nos estuvieron platicando pues, otras cosas que están pasando aquí, por ejemplo que la empresa que está a la entrada del pueblo —un poquito más para allá— es de particulares, y que promueve la caza y la pesca —es de particulares con capital norteamericano—. Y la gente de aquí —cucapá y kiliwa— es perseguida y declarada delincuente por trabajar.
Nosotros no podemos quedarnos así. He hablado con los compañeros y compañeras de esta comunidad y les he propuesto, a nombre de las comunidades zapatistas, que hagamos aquí un campamento zapatista durante los meses de la pesca: de febrero —finales de febrero—, marzo, abril y mayo, hasta que termine la temporada de pesca. Para estar junto con ellos, pase lo que pase: si son agredidos o aprehendidos, pues tendrán que agredirnos y aprehendernos también a nosotros.
Y les dijimos que íbamos a mandar un aviso urgente a los compañeros de la Otra Campaña, mexicanos y chicanos que están al norte del Río Bravo para que en esos meses nos concentremos aquí el mayor número de gente. Para hacer una especie de escudo que proteja a la comunidad cucapá y kiliwa, para que pueda sobrevivir —como lleva sobreviviendo nueve mil años—, sin ser tratados como delincuentes.
Y hago un llamado aquí —que repetiré en la reunión de adherentes de la tarde— a la Otra Baja California, también para que nos concentremos en esos meses, para garantizar la supervivencia de dos culturas: la cucapá y la kiliwa.
Nosotros no podemos poder decir que somos mexicanos, y pienso que ustedes no pueden decir que son Baja Californianos, si ven que en su época, cuando estén vivos, están aniquilando totalmente a un pueblo, a un pueblo indio en este caso.
Ese es el compromiso que estamos haciendo con los compañeros y compañeras. Y lo único que nos puede detener para venir aquí y plantarnos, hasta que termine la temporada de pesca, es una solicitud formal de las autoridades cucapás y kiliwas para que no vengamos.
Si se quiere solucionar el problema de manera definitiva, la palabra la tiene el gobierno. Si no —como pensamos nosotros— la tienen los pueblos indios de México.
Es todo compañeros, compañeras. Gracias.
Fuente:
enlace zapatista
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