Los predios, cercanos al río Agua Azul, codiciados para convertirlos en centro turístico
San Miguel Agua Azul, Chis., 8 de marzo. "La Policía de Caminos (estatal) les ha vendido granadas y balas a los de la Opddic (Organización para la Defensa de los Derechos Indígenas y Campesinos)", afirman los representantes de este pequeño poblado zapatista, ubicado a orillas del río Agua Azul. Durante su exposición en la escuela repiten por lo menos tres veces: "siempre están apoyados por la Policía Rural, que son ellos mismos, la Municipal, la Sectorial y la Federal".
Procedentes del inmenso ejido San Sebastián Bachajón, pobres entre los pobres y bases de apoyo del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), recuperaron estas tierras abandonadas en 1994. Desde esas fechas son vecinos del balneario de Progreso Agua Azul y la próspera comunidad Joyetá; en ambas la población pertenece a la Oppdic. Antes de Paz y Justicia. Siempre priístas, y beneficiados con apoyos y programas para que vivan del turismo internacional, el cual visita las cascadas que salen en todos los prospectos turísticos.
Como en muchas comunidades de la selva y la zona norte, la Oppdic disputa a los zapatistas tierras que nunca han sido suyas. Quiere todo. "Anterior no había problema. Y en 2001 llegamos a un acuerdo las organizaciones de la comunidad de Agua Azul de respetar las colindancias. El PRI ya no pudo hacer nada", agregan los campesinos enjutos y vivaces que reciben a la prensa y a la brigada internacional de observación que recorre estos días las comunidades zapatistas agredidas o amenazadas por la Oppdic y otras organizaciones de corte paramilitar, en la nueva escalada, ahora "agraria", contra pueblos y municipios autónomos.
Oferta de $60 mil para que se salgan
"Como ya somos representantes de la comunidad, vino de México un licenciado, Horacio Chipis Gallegos, quien nos ofrece 60 mil pesos por dejar la tierra. Nosotros no queremos los dineros. El licenciado dice que va a sacar la orden y el citatorio en Palenque."
Posteriormente, los vecinos de Progreso se afilian a la Oppdic, y el 13 de febrero de 2004 esa organización los emplaza a abandonar el predio "denominado Linda Vista", y amenaza con "tomar medidas drásticas para que dejen los terrenos, pues pertenecen a la Opddic". Dan el nombre de un propietario, Jacinto Gómez Deara, miembro de su organización, quien nunca se ha parado por acá. Todo indica que es un prestanombres.
El pueblo zapatista San Miguel Agua Azul se asienta en uno de los parajes más hermosos de Chiapas, y del mundo: las ocultas y prácticamente vírgenes cascadas Velo de Novia. Un portentoso monumento natural al agua, rodeado de selva, a escasa distancia del concurrido balneario, pero aún inaccesible a la depredación turística. Aquí hubo una finca que, cedida por el dueño a una organización no identificada, fue abandonada tras el alzamiento zapatista de 1994. Nadie volvió nunca a reclamarla. Hasta ahora que se nombra un "propietario" repentino. Al parecer, de un vigilante del balneario.
"Cultivamos maíz, ese lo vendemos. Y plátano, caña, calabaza. Lo que es natural", dice un indígena, luego de exhibir los documentos que poseen, incluidos los acuerdos de 2001 y la citada carta del presidente de la Opddic, Carlos Moreno Hernández, y el coordinador de la organización en Tumbalá, Arturo López Arcos.
Los vecinos "están más agresivos desde que son de la Oppdic", añaden. "Para todo dicen que 'es su derecho' (según el lema de dicha organización). Lo más grave fue cuando cortaron tres veces el cable de la canasta y destruyeron a machetazos el cayuco de la comunidad" (únicos medios para cruzar el caudaloso río Agua Azul, pues San Miguel está en la ribera opuesta al mundo exterior). "Nos dejaron aislados.
"Nos acusan con los turistas de que somos asaltantes. Que no somos zapatistas. Igual sí vienen turistas. A veces han llegado los mismos de Opddic, por La Isla (predio inhabitable que los separa, un nudo de ríos), y asaltan los extranjeros. No permiten a las compañeras vender elote y tostada en el centro. Las insultan. Amarraron un compañero y le robaron su dinero. No nos dejan pasar porque 'se ven mal' los campesinos donde están turistas'. Han encerrado compañeros; uno lo metieron en la cárcel de Catazajá."
La escuela donde nos encontramos está en funciones. Limpia, modestísima. Dos volúmenes de un espléndido manual de lecto-escritura bilingüe sobre una mesa. El pizarrón, lleno de frases en tzeltal. Suelen concurrir todos los niños del pueblo, y unos del otro lado del río. "Las amenazas de orita son porque lo quieren quitar aquí; existen cascadas para volver turísticas". La Opddic pareciera una punta de lanza para "desarrollar" y privatizar el paraje.
Los zapatistas declaran: "Estamos dispuestos a cualquier cosa para resistir. Estas tierras no las vamos a dejar. A lo mejor nomás muertos".
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