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domingo, noviembre 11, 2007

El gobierno propició choque entre paramilitares y EZLN (7 de 21)

REPORTAJE / A diez años de acteal

Prometió apoyo policiaco para enfrentar a rebeldes en Majomut

Hermann Bellinghausen / VII

Una investigación en curso del periodista Jesús Ramírez Cuevas y el informe de la CDHFBC sobre la masacre arroja nuevos elementos, los cuales conducen a la hipótesis de que los gobiernos federal y estatal fabricaron conflictos de tierras, recursos, religiosos o políticos para inducir a la confrontación entre indígenas de Chiapas

El episodio del banco de arena de Majomut el 21 de septiembre de 1997 transparenta dos condiciones del momento. Una, que la beligerancia de los paramilitares de Los Chorros ya equivalía a una “declaración de guerra”, cuya intención no era “recuperar” una mina, sino atacar la cabecera municipal autónoma de Polhó. Y dos, la menos conocida intervención directa del gobierno (aunque por omisión), a través del secretario de Gobierno de Chiapas, Homero Tovilla Cristiani, quien se comprometió con los representantes frentecardenistas de Los Chorros a enviar ese día a Majomut un destacamento de la policía de la Seguridad Pública, para el que pudo ser un ataque en forma contra la comunidad zapatista.

Según revelaciones recientes de pobladores del área sobre aquellos días, dos cosas fallaron en el plan de los paramilitares de Los Chorros. No se lanzaron con ellos los demás civiles armados de Puebla, Tzanembolom y otras comunidades, a quienes trataron de convencer, pues contaban con que también llegaría a la cita la Seguridad Pública (SP), lo divulgaron y se sintieron fuertes. Al no intervenir ni cumplirles, el gobierno propició un previsible choque entre paramilitares y zapatistas en la zona donde se encontraban los primeros campamentos de desplazados, en las afueras de Polhó.

La cosa venía de semanas atrás

Como ya empezaba a ser la regla en Chenalhó, también la agresión paramilitar en el banco de arena del 21 de septiembre fue anunciada de muchas maneras. El episodio fue reportado por La Jornada, pero es útil considerar otras fuentes de la época. El informe Camino a la masacre, del Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas (CDHFBC, 1998), refiere: “A finales de julio de 1997 llegó a Los Chorros el regidor del Partido del Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional (PFCRN) del cabildo constitucional, José Ruiz Pérez, solicitando apoyo a los ejidatarios para quitar a los miembros del municipio autónomo el control del banco de arena. Algunos estuvieron de acuerdo”.

El 25 de agosto, “el municipio autónomo abrió los mojones entre el banco de arena y Majomut, donde sólo quedaban ocho familias. El resto se refugiaron en otras comunidades; la mayoría regresó a Yibeljoj, su comunidad de origen. Al día siguiente en Los Chorros fueron amenazadas varias familias leales al municipio de Polhó con ser desalojadas”. El 30 se realizó una asamblea en la casa ejidal de Los Chorros. Las Abejas dijeron que no querían más problemas ni más muertos, pero no fueron escuchados. Al día siguiente la SP se acantonó en la ‘casa grande’ de Majomut”, a menos de un kilómetro del centro de Polhó, y a más de 10 de Los Chorros. Tiempo después, la SP se retiró.

El 16 de septiembre, las autoridades de Los Chorros exigieron 100 pesos por familia para comprar armas y municiones para “recuperar” el banco de arena. “De manera coordinada, las autoridades del vecino ejido Puebla hicieron lo mismo. Seis familias del municipio autónomo y Las Abejas que se opusieron a cooperar para atacar a sus propios compañeros fueron detenidas”. El 17 de septiembre, ante las amenazas, 60 familias de Los Chorros se refugian en Naranjatik. Las autoridades de Los Chorros encerraron a siete simpatizantes del municipio autónomo.

Miembros del Consejo de Polhó solicitaron al CDHFBC su “urgente intervención, a fin de evitar lo que parecía un grave enfrentamiento. No obstante, desde Los Chorros se nos informó que ‘no pasa nada, todo está tranquilo’. La persona operadora de la caseta telefónica en Acteal confirmó que la situación era muy delicada”, añade el informe del centro.

El 18 de septiembre, vecinos del municipio de Tenejapa informaron que desde la distancia se veían muchas casas incendiadas en Los Chorros. En efecto, 17 casas de los desplazados fueron quemadas por las autoridades. El día 19 algunos priístas y militantes del PFCRN convocaron a las comunidades de Acteal, Nueva Esperanza y Yibeljoj para reunirse en Los Chorros al día siguiente. Antonio Vázquez Gómez intentó presentar una denuncia ante la Subprocuraduría de Justicia respecto a la quema de casas en Los Chorros, pero ésta fue aceptada hasta el día 21.

Clima de “guerra”

Ese mismo día el CDHFBC recibe el testimonio escrito de una mujer de Yibeljoj: “Está fuerte el problema en la colonia Los Chorros, quieren hacer enfrentar al nuevo municipio autónomo y también quieren obligarnos (los priístas) a que hagamos la guerra los hombres y mujeres”. Pide al centro de derechos humanos “que nos diga que sí se están moviendo para resolver el problema porque hay mucho sufrimiento aquí, apúrense, lo más pronto, y nos digan si vamos a salir de aquí porque está fuerte la tristeza de las mujeres y con sus hijitos”.

En aquellas comunidades del confín pedrano (Puebla y Los Chorros) sonaban clamores de “guerra”, y los civiles armados creyeron que serían secundados por Yabteclum y Tzanembolom, para rodear Polhó. Una investigación (aún en curso) sobre la escalada de violencia en Chenalhó durante 1997, a cargo del periodista Jesús Ramírez Cuevas y un grupo de pobladores de Chenalhó, arroja nuevos datos y sistematiza la información disponible para descifrar qué sucedió en el banco de grava. Tras el escenario previo, narrado hasta aquí como lo registró en su informe el CDHFBC, surgen nuevos elementos que indican que “los gobiernos estatal y federal fabricaron conflictos de tierras, de recursos, religiosos o políticos para inducir a la confrontación entre indígenas en Chiapas”.

El clima en Los Chorros era de “guerra”; para muchos pobladores de todos los grupos políticos o religiosos no quedaba claro por qué. Según Ramírez Cuevas (quien cubrió en 1997 y 1998 todos los acontecimientos de San Pedro Chenalhó para la agencia Reuters), en ese ambiente, y “ante la insistencia de los dirigentes frentecardenistas Juana Palomares y su marido Manuel Anzaldo Meneses, el secretario de Gobierno, Homero Tovilla Cristiani, se comprometió por escrito a enviar un destacamento de policías de SP a San José Majomut el 21 de septiembre. Los agentes instalarían un campamento para proteger a los frentecardenistas para que tomaran posesión del paraje que colindaba con los primeros campamentos de refugiados instalados en Polhó”.

El 21 de septiembre, “con la promesa de apoyo policial, 30 hombres armados salieron de Los Chorros para tomar Majomut”. Y como se ve, el gobierno estatal no cumplió su promesa. “Sabía lo que iba a ocurrir pero no hizo nada. Este episodio confirma la política oficial de propiciar el enfrentamiento entre indígenas zapatistas, priístas y frentecardenistas para debilitar la organización del movimiento rebelde y justificar la ocupación militar de la región”, añade el reporte.

En tres camiones de tres toneladas, priístas y frentecardenistas armados pasaron por el camino llamando a otros, pero nadie se les unió. “Al mediodía arribaron al lugar y tomaron posiciones con sus armas, a la espera de la llegada de los policías. A las tres horas, como no llegó la SP, decidieron enfrentar a los zapatistas y tomar Majomut”.

Para situar al lector, cabe señalar que en ese lugar se encuentra una edificación de grandes proporciones, un beneficio de café, y es el acceso a un barrio entre cerros llamado Majomut; todo esto en las afueras de Polhó. En realidad, la famosa mina (hay otra más pequeña) se encuentra en el otro lado del cerro, sobre la carretera San Cristóbal de las Casas-Pantelhó. El barrio servía en esos momentos como refugio para decenas de familias desplazadas de sus comunidades debido a la violencia desatada en caminos, poblados y parajes por los paramilitares.

“En Polhó se sabía que en Los Chorros se preparaba un ataque”, prosigue el citado reporte. “Así que cuando los frentecardenistas y priístas armados avanzaron disparando, los zapatistas respondieron al fuego para defender a los refugiados. El saldo del enfrentamiento fueron varios heridos y cuatro muertos, dos priístas de Los Chorros, Joaquín Vásquez Pérez y Mariano Vásquez, y dos zapatistas, Antonio Pérez Castellanos y Agustín Luna Gómez. La Procuraduría General de Justicia estatal, como era su costumbre, sólo mencionó a los priístas fallecidos”.

De haber llegado, ¿qué hubiera hecho la policía de SP? El “hubiera” no existe, ya se sabe. Pero si en algo abunda la tentación de los “si hubiera” es en la ruta de acontecimientos anunciados que condujo al gobierno mexicano hasta el abismo de la matanza de Acteal.

La Jornada





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