Sus ofensivas deben apuntar hacia su núcleo: los medios de producción y de cambio
En el primer día del coloquio en homenaje a Andrés Aubry, Immanuel Wallerstein destacó que los pueblos se ven en la necesidad de votar en las elecciones por el menos malo
San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, 13 de diciembre. La destrucción del sistema capitalista sólo se realizará si uno o muchos movimientos lo enfrentan o derrotan en su núcleo central, es decir, en la propiedad privada de los medios de producción y de cambio, afirmó el subcomandante Marcos.
Al iniciar hoy aquí el coloquio internacional titulado Planeta Tierra: movimientos antisistémicos, en memoria del historiador Andrés Aubry, recientemente fallecido, agregó que las transformaciones reales de una sociedad en un momento histórico “son las que van dirigidas contra el sistema en su conjunto”, por lo que “actualmente no son posibles los parches ni las reformas”, pero sí los movimientos antisistémicos.
El capitalismo, subrayó, no tiene como destino inevitable su autodestrucción, a menos que incluya al mundo entero. “Las versiones apocalípticas de que el sistema colapsará por sí mismo son erróneas; como indígenas llevamos varios siglos escuchando profecías en ese sentido”.
Con su pipa y el pasamontañas que le cubre el rostro, el dirigente guerrillero insistió en que “las grandes transformaciones no empiezan arriba ni con hechos monumentales y épicos sino con movimientos pequeños en su forma y que aparecen como irrelevantes para el político y el analista de arriba”.
La historia, recalcó, “no se transforma a partir de plazas llenas o muchedumbres indignadas sino a partir de la conciencia organizada de grupos y colectivos que se conocen y reconocen mutuamente abajo y a la izquierda y construyen otra política. Por lo demás, creemos nosotros que habría que desalambrar la teoría”.
Previamente el historiador estadunidense Immanuel Wallerstein planteó la necesidad de formar “una alianza verdaderamente antisistémica” que haga una campaña “ofensiva y eficiente” a escala mundial.
Junto a Marcos, el crítico estadunidense dijo que el zapatismo debe de participar en el Foro Social Mundial (FSM) al que le sirvió de inspiración en 1994. “El FSM es una realidad muy importante sobre la escena mundial, es como la otra campaña mundial y debe ser reforzada” y aunque tiene dificultades internas, actualmente “es la única estructura mundial que hace frente a la gente de Davos”, manifestó.
Más de 300 personas de distintos países se dieron cita desde temprano para escuchar a los ponentes en la primera ronda, con la cual se abrieron los trabajos en memoria de Aubry, quien falleció el 20 de septiembre pasado en un accidente de tránsito.
El primero en tomar la palabra en la ronda matutina fue Wallerstein, quien dijo que Andrés Aubry fue un “gran hombre fallecido demasiado temprano”. Luego se refirió al declive geopolítico de Estados Unidos, el cual, dijo, es estructural y de larga duración, aunque aseveró que el presidente de su país, George W. Bush, “ha transformado un declive lento en uno precipitado” y ahora la antigua potencia “no es más que uno de los poderes importantes del mundo, lejos de ser hegemónico”.
Después se refirió a los éxitos electorales de la izquierda en América Latina en los años recientes, los cuales han sido posibles precisamente por el declive hegemónico de Estados Unidos.
“En el pasado habría dicho que hubo elecciones falsas o apoyado una actuación militar de la derecha o algo, pero ahora no tiene el tiempo, los esfuerzos políticos y militares ni el dinero para preocuparse de la América Latina como antes”, aseveró Immanuel, quien habló en español.
El tercer punto que abordó en su exposición fue el relativo a las posibles estrategias antisistémicas. “Hace 150 años hubo una estrategia esencialmente estatal: tomar el poder por insurrecciones o por elecciones para cambiar el mundo. (Hoy) los partidos socialistas y socialdemócratas han podido triunfar; en el tercer mundo los movimientos de liberación nacional han podido tomar el poder en la mayoría de estados, y los resultados fueron una decepción”.
Sin embargo, expresó antes cientos de personas reunidas en un auditorio del Centro Indígena de Capacitación Integral Fray Bartolomé de las Casas (Cideci Las Casas), que desde la revolución mundial de 1968 la gente comenzó a pensar en otras estrategias para cambiar el sistema mundial.
“Actualmente discutimos entre una forma de electoralismo, que es continuación un poco cambiada de la antigua estrategia, y lo que aquí se llama la otra campaña”, dijo, y agregó que hay elecciones simbólicas y ordinarias.
Las primeras, explicó, son como las que han ocurrido en Sudáfrica con Nelson Mandela; en Francia en 1981 cuando el pueblo festejaba en las calles por la primera elección de un presidente socialista o Lula en Brasil en el 2002 y más recientemente Evo Morales en Bolivia. “Son momentos importantes en la historia de un país, pero son momentos que pasan”, porque después las elecciones comienzan a ser más ordinarias, como pasó en Brasil con la relección de Lula, donde “ya no hubo el mismo festejo (...) yo digo que es una reacción defensiva, es la elección del mal menor”, pues el gobernante “no va a transformar el país ni al mundo, no es revolucionario; simplemente es una reacción defensiva”.
Wallerstein consideró que el FSM “es una realidad muy importante sobre la escena mundial. Para mí es la otra campaña mundial. Pienso que el foro necesita a los zapatistas y tal vez los zapatistas necesitan al foro”, dijo, al manifestar su esperanza de que en el próximo encuentro, a realizarse en enero de 2009, sobre los problemas de los indígenas mundialmente, “participe gente de aquí”.
Después de Carlos Aguirre Rojas, de la revista Contrahistorias, quien manifestó que el neozapatismo “le devolvió la esperanza al mundo entero y a los movimientos antisistémicos del todo el planeta”, habló el subcomandante, quien afirmó que “allá arriba toda teoría que se respete debe de cumplir una doble función: por un lado desplazar la responsabilidad de un hecho con una argumentación que no por elaborada es menos ridícula, y por el otro ocultar la realidad, es decir, garantizar la impunidad”.
Se refirió al escritor Héctor Aguilar Camín, “el prototipo del intelectual no de arriba —él que más quisiera–, sino arribista, que rescribe el libro blanco con el que la Procuraduría General de la República (PGR) zedillista quiso explicar sin éxito alguno la matanza de Acteal que este 22 de diciembre cumple diez años sin verdad ni justicia”.
Marcos sostuvo: “en los últimos años ha cobrado fuerza en el medio intelectual progresista de México la idea de que se pueden transformar las relaciones sociales sin luchar y sin tocar los privilegios de que disfrutan los poderosos; sólo es necesario tachar una boleta electoral y ¡zas!, el país se transforma, proliferan las pistas de hielo y las playas artificiales, las carrereas de autos en Reforma, los periféricos con segundo piso incluido y las construcciones del bicentenario”.
http://www.coloquiointernacionalandresaubry.org/programa.html
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