“Nosotros no pagaremos su crisis”, es la consigna de cientos de miles de estudiantes italianos que mantienen ocupadas universidades en Bolonia, Cagliari, Florencia, Milán, Roma, Nápoles, Pisa, Lecce, Padua y Turín. Se trata de un movimiento revitalizador que inunda las calles y los campus en protesta por las reformas encaminadas al recorte de 8 mil millones de euros al gasto en educación, la supresión de más de 100 mil empleos, entre profesores y personal no docente, y la introducción de la nota de conducta como requisito para aprobar las materias, entre otras medidas impulsadas por la ministra de Educación, Maria Stella Gelmini.
Se han suspendido clases en las aulas universitarias, dando paso a creativas lecciones al aire libre, mesas de discusión y asambleas multitudinarias de estudiantes, profesores, investigadores y trabajadores. Las clases son en jardines y plazas de Bari, Bolonia, Trento, Roma y Nápoles, entre otras. En Milán el grupo estudiantil Saber Libre se organiza en plena plaza del famoso Duomo con la complicidad de profesores que han accedido a modificar sus programas por temas de actualidad, como “40 años de fracaso de la universidad pública” o “el miedo y el control”.
La ola de repudio a las medidas que castigan el gasto en educación se ha extendido por toda Italia. En las escuelas elementales se movilizan maestros, personal no docente, padres y niños; en las escuelas superiores se organizan en redes los centros de estudiantes; y en las universidades, investigadores, becarios, profesores y, por supuesto, estudiantes de licenciaturas y posgrados.
“Nosotros no pagaremos su crisis”. El eslogan va corriendo de ciudad en ciudad pues, reflexionan los estudiantes organizados de la Universidad de La Sapienza, “la crisis global es la crisis del mismo capitalismo, de la especulación financiera e inmobiliaria, de un sistema sin reglas ni derechos, de gerentes de empresas sin escrúpulos; esta crisis no puede recaer sobre la formación, desde la escuela hasta la universidad, la salud y los contribuyentes en general”.
La reforma educativa promovida por el primer ministro Silvio Berlusconi se encamina a transformar las universidades públicas en fundaciones privadas, con medidas que reducirían el número de trabajadores en el sistema educativo público, como la que establece que los alumnos de educación primaria pasen de tener un profesor para cada asignatura a un maestro único.
El 31 de octubre una huelga general convocó a un millón de personas en toda Italia. Ayer volvieron a tomar las calles y el próximo 14 está convocada en Roma una gran manifestación nacional.
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