Juan Carlos Martínez
Apenas entrados los fríos de noviembre, la parte alta de Lomas del Poleo se encuentra en relativa paz. Extrañamente, después de varias semanas de acoso intenso en contra de sus pobladores, las maquinas y trascabos que amenazan cotidianamente con destruir las casas que aún quedan en la colonia, desparecieron de un día para otro. “Por el momento, todo está tranquilo allá arriba”, dice don Aurelio Carranza y su mujer Carmen Quiñones, quienes durante las últimas semanas tuvieron que burlar, junto con varios de sus compañeros de lucha, a los guardias que aún vigilan la puerta de entrada de la colonia, para lograr bajar a comprar su mandado de la semana, hacer algunas visitas al médico e incluso, acudir, subrepticiamente, a una diligencia judicial practicada en el Tribunal Unitario Agrario Número 5, en la ciudad de Chihuahua, el martes 4 de noviembre.
Pero de esta calma chicha, no se fían los colonos. Como sagaces pobladores del desierto, interpretan el silencio de sus acosadores como una probable estrategia montada con el objetivo de engañarlos. Y en alguna parte del rompecabezas en que se ha convertido este conflicto, sobre todo en las últimas semanas, la lógica de los colonos no deja de tener sentido. Nadie se traga el cuento de que la calma de estos últimos días será duradera, después de haber enfrentado un acoso cruel y sin precedentes, el cual ha cobrado en los últimos cinco años, la muerte de varias personas, la destrucción de más de doscientas viviendas y el desalojo forzado de igual o mayor número de habitantes.
Entonces, la táctica de los grupos de choque de retirar , no se sabe por cuánto tiempo ,la maquinaria de la colonia, se percibe entre la mayor parte de las veinticinco familias que aún resisten allá arriba, como una treta más para que “nos confiemos, bajemos más seguido y en una de esas, nos agarren de sorpresa y nos tumben nuestras casas”, señala Martín Gabino, uno de los residentes de Lomas de Poleo, quien hace varias semanas, junto con Alfredo Piñón, otro compañero suyo, fue detenido ilegalmente por una patrulla del Ejército y dejado en libertad después de varias horas de haber sido sometido por sus captores a torturas físicas y sicológicas.
Y si es cierta esta percepción, la nueva trama del “equipo de inteligencia” que opera los intereses de la familia Zaragoza Fuentes en Lomas del Poleo, provendría fundamentalmente de la urgencia que tiene esa familia por terminar de limpiar la zona, antes de que siga avanzando el curso legal de varias demandas interpuestas en su contra, particularmente, en el Tribunal Unitario Agrario Número Cinco. Juicios en los que podrían estar perdidos, en caso de que se aplique correctamente la ley. Si esta familia poderosa logra, gracias al recurso de la fuerza y de la impunidad, dejar sin habitantes esas tierras, los juicios legales de los colonos perderían sustancia ya que para algunos de sus abogados sería muy difícil, por razones obvias, demostrar su posesión.
Por eso la abogada Bárbara Zamora reiteró la semana pasada ante el Tribunal Agrario, su petición de que ese órgano judicial libere medidas cautelares que protejan la integridad física de los colonos y detengan la destrucción de sus casas. Desde el 13 de mayo, en que esta abogada sometió a consideración de ese tribunal una demanda agraria en contra de varios actores en el caso de Lomas del Poleo, representando a un grupo de colonos, solicitó por primera vez la actuación de esta instancia para que obligara a la contraparte a respetar la ley. Sin embargo, ese tribunal no sólo tardó, sospechosamente, más de cinco meses para aceptar la demanda de Zamora López, sino hasta la fecha no ha librado las medidas de protección solicitadas.
La actitud, por lo menos, negligente y dolosa de ese tribunal y de su secretario de acuerdos Mario Osuna Uribe, sobre quien pesa ya una queja formal ante el Tribunal Superior Agrario, hace pensar inequívocamente que existe un acuerdo extrajudicial entre los funcionarios de este tribunal y los Zaragoza Fuentes para que esta familia, con las manos en la cintura, logre borrar del lugar de los hechos toda evidencia –en este caso, la existencia de casas habitadas--, necesaria en este tipo de juicios para demostrar la posesión .
Para los más optimistas, sin embargo, el hecho de que en los últimos días hayan parado de trabajar las maquinas de los Zaragoza en la parte alta de Lomas del Poleo, podría significar que esta familia fue ya reprendida por alguna autoridad y está mandando un mensaje --a algunos colonos, no a todos, entiéndase bien-- para sentarse a negociar. En este contexto, los Zaragoza Fuentes saben bien que existen en su contra varios juicios sustentados que de llegar hasta el final podrían llevarlos a la derrota, por lo que un tipo de negociación, construida, a estas alturas, mediante el oficio de abogados marrulleros y la división total de los colonos, les permitiría arrebatar una victoria segura y muy barata.
No obstante, ante este escenario, existe entre algunos colonos la firme convicción de que el mejor camino es no rendirse, no abandonar su tierra y pelear hasta el final. Esta opción, saben bien, es quizá la más dura, pero es la única que estaría a la medida del alto sacrificio con que han pagado y sostenido su resistencia. A esta luz, se suma la esperanza de que, a pesar de todas las trabas que ha puesto el Tribunal Unitario Agrario, prospere el juicio 163/08, en el que la abogada Bárbara Zamora y sus representados Adela Plasencia, Carmen Quiñones, Agustina Contreras y Vicente Estrada están emplazando a las autoridades correspondientes para que reconozcan que las tierras donde se asienta la colonia Granjas Lomas del poleo son efectivamente propiedad de la Nación. De ganarse este caso, se estaría sentando un precedente importante que beneficiaría a todos los habitantes que aún quedan en la colonia. Entonces, la lucha sigue.
lunes, noviembre 10, 2008
Tranquilidad, sinónimo de engaño en Lomas del Poleo
Posted by Radio Zapatista at 12:34 p.m.
Labels: ciudad juárez, derechos humanos, lomas del poleo, tierra
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