Celebración en La Garrucha por el aniversario de la muerte de Zapata

Los de abajo - La jornada

Gloria Muñoz Ramírez

Es 10 de abril. Vía crucis y 90 aniversario de la muerte de Emiliano Zapata en la comunidad zapatista de La Garrucha. Hay rezo y recordatorio del Caudillo del Sur. Discursos, música y baile. Celestino, de la junta de buen gobierno del caracol Resistencia hacia un nuevo amanecer, habla de la traición de la que fue víctima Zapata hace nueve décadas: Todos los gobiernos son traidores, pero a pesar de eso nosotros aquí estamos y seguiremos estando con nuestra lucha.

Celestino recuerda que Zapata luchó por tierra y libertad para todos los mexicanos. Los grandes hacendados siempre han querido acabar con esta lucha, pero nosotros seguimos defendiendo a la madre tierra y todas nuestras riquezas, señala el representante del gobierno autónomo zapatista.

La fiesta es pequeña pero nuestro ánimo es muy grande, se disculpa Celestino. Hace 15 años en esta región se celebró por primera vez un gran desfile público del EZLN, en ocasión del 75 aniversario de la muerte del general revolucionario. El Votan Zapata hizo su aparición en un comunicado leído por el subcomandante Marcos y se dio una demostración de la disciplina insurgente. Esta noche es una mujer la que habla. Rebeca es también integrante del gobierno autónomo y pide un minuto de silencio en homenaje a nuestro general, a quien le decimos este día que la semilla que sembró de tierra y libertad se ha regado en el sureste mexicano.

Una caravana con aires gitanos convocada por el colectivo La Karakola llegó a la selva proveniente del centro del país. Danza árabe que se mezcla con ritmos afrocubanos. Una flauta, guitarras y percusiones. Cantores y músicos de la orquesta Atípica que llegan desde el chilango Foro de Oriente, entonan sones y corridos. Y una cantante de ópera recuerda en plena selva que este género empezó en la Italia de abajo para luego ser arrebatada por los de arriba. Un cielo al que no le cabe una estrella más cobija a la soprano que entona un aria de Puccini que desconcierta al público infantil arremolinado en el pasto seco de abril.

Anadel recrea Una danza para llevar, que habla “de las cosas de este mundo que jamás se pueden vender ni comprar porque son de todos: el sol, la lluvia, el viento, la neblina, la luna…” El arte urbano se hace uno con las raíces comunitarias. Ahí nace todo, como lo había señalado la entusiasta bailarina que visita estas comunidades desde hace más de una década.

Celestino recuerda entonces las funciones del gobierno autónomo, diseñado para compartir las soluciones de todos nuestros problemas, y advierte que los zapatistas aquí seguiremos aunque nos persigan con armas y con mentiras. Rebeca lo reitera con un mi general, te comunico que aquí estamos los zapatistas.

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