Les urge, pues con la Cuaresma llegará la sequía anual de la selva
Dicen tener promotores de educación y salud: "somos autoridades hombres y mujeres"Nuevo Poblado 24 de Diciembre, Chis., 13 de marzo. Las bases de apoyo del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) que tomaron al fin las tierras donde vienen naciendo hace más de 100 años exigieron hoy la salida de aquí del Ejército federal. Lo necesitan con urgencia. La base militar instalada a pocos kilómetros de este paraje les impide el acceso al único manantial. Se aproxima la Cuaresma, o sea la sequía anual de la selva. Los arroyos que atraviesan el campo están por secarse.
"Del pozo que hicimos ya no podemos sacar nada", dice un hombre mayor, quien afirma haber nacido aquí mismo hace 66 años ("salí ya grande, me acuerdo bien"). Insiste: "No queremos que estén los soldados. No les pertenece. El Ejército federal tiene donde nace el agua, atrás de la malla de su base".
Menciona que El Momón es una de las principales posiciones militares de la zona, además de Vicente Guerrero y El Edén. También es la más oculta, pues se instaló muy adentro del ex rancho del general Absalón Castellanos Domínguez después de la ofensiva zedillista en febrero de 1995. Sin embargo, mantiene un puesto permanente a orillas del camino, a cargo de soldados vestidos de civil que toman nota de todos los vehículos. Hoy, por ejemplo, eran cinco los soldados.
"De por sí es nuestro lugar de origen. Nacimos en este terreno. Nos sacó Absalón. Fuimos al ejido Nuevo Momón y nos sacaron. Nuestras tierras allí fueron entregadas. Abrieron nuestras casas y se las repartieron. Pero ya nos cansamos. La paciencia se acaba", dice el hombre. "Mis abuelos vivían en esta finca del doctor Belisario Domínguez cuando reinaba Porfirio Díaz. Los señores Matías y Absalón Castellanos (sucesivos propietarios de El Momón) nunca nos devolvieron la tierra. Tuvimos que levantarnos en armas para que se fueran."
"Estamos decididos a no movernos"
No lejos de aquí transcurre la gran novela mexicana Balún Canán, de Rosario Castellanos, otra descendiente de don Belisario, maderista asesinado por la dictadura de Victoriano Huerta. En la infancia que retrata la autora viven los antepasados de estos indios hoy libres y en lucha. Una joven zapatista advierte con seguridad: "Estamos decididos a no movernos. Ya tenemos promotores de educación y salud, somos autoridades hombres y mujeres. Aquí vamos a estar ya".
Ahora los amenazan miembros de la Unión de Ejidos de la Selva (UES), acusándolos de "talar la madera", "matar vacas" y ser "invasores". Responsabilizan de las agresiones a los líderes Arturo Jiménez y Belizario Jimenez Cruz (de la comunidad Cruz del Rosario), y Miguel Cruz Hernández y Flavio Hernández (de Nuevo Momón).
"Cuentan con el apoyo de Francisco Escobar, delegado de la Procuraduría Agraria, Mariano Toledo, delegado de Gobierno, y el gobernador Juan Sabines Guerrero."
Hace poco, desconocidos robaron y destazaron dos vacas propiedad del señor Luis Moreno, vecino de Cruz del Rosario. Según los zapatistas, los de la UES "para dañarnos moralmente planearon la mentira de que nosotros trozamos a machetazos los animales". El propio Moreno ya negó que hayan sido los zapatistas. "También a él la UES quiere quitarle su ranchito", apuntan éstos.
La unión es una organización de productores que ha despojado y hostiga a las bases de apoyo del EZLN en estas tierras recuperadas, oscila entre los partidos Revolucionario Institucional y de la Revolución Democrática, como es hoy el estilo chiapaneco, teniendo en todo "sabor a PRI", según la frase de Carlos Monsiváis.
Antes de retirarse del nuevo poblado 24 de Diciembre la brigada internacional de observación y los reporteros, un hombre de edad mediana comenta: "Dicen que el que se quiere quedar con este rancho es José Juárez" (asesor "histórico" de la UES, quien devino salinista y empresario del café cuando la organización dejó de ser independiente). "Que por eso los hermanos de la UES se hacen pasar por dueños".
Las bases de apoyo del EZLN insisten en que van a resistir. "Ya dimos toda la vuelta. Llegamos a donde nacimos", concluye un padre de familia, flanqueado por dos niños grandes, sus hijos.
Fuente: La Jornada
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