El torneo de gritos entre el enviado de Washington, David Satterfield, y su contraparte iraní, Abbas Aragchi, debería ser advertencia suficiente para los estadunidenses de que las negociaciones no serán fáciles y, por supuesto, tendrán que pagar un precio.
¿Fin a la "crisis" nuclear con Irán? ¿Desistir del proceso judicial sobre el asesinato del ex primer ministro libanés Rafiq Hariri, del que muchos culpan a Siria? Pero, ¿qué precio no estará dispuesto Estados Unidos a pagar con tal de salir de Irak?
Como para subrayar la anarquía con que los delegados discuten en Bagdad, este domingo un coche bomba fue a estrellarse en un camión con peregrinos chiítas que regresaban de Kerbala; 32 perecieron. Como pudieron cruzar sin daño los grandes distritos sunitas en torno a Hilla hacia el sur de la capital, creían estar seguros cuando llegaron al centro de Bagdad. Pero allí es donde el atacante los esperaba y lanzó su vehículo contra la puerta trasera del camión, donde se apretujaban hasta 70 hombres y niños. Muchos perecieron calcinados.
Resulta interesante que haya sido el ministerio iraní del exterior, y no el Departamento de Estado, el que llegó a extremos desacostumbrados para elogiar las pláticas en Bagdad como el primer paso para restaurar la seguridad en Irak.
"Dejar los asuntos de seguridad al gobierno iraquí, preparar un calendario para la salida de las fuerzas extranjeras y adoptar un enfoque imparcial hacia todos los grupos terroristas puede traer paz y seguridad", declaró este domingo el portavoz del ministerio, Mohamed Ali Hosseini. Se propuso una segunda ronda de pláticas -en Bagdad o Estambul-, en la cual podría participar el ministro iraní del exterior.
Pero los viejos hábitos tardan en morir. Durante las pláticas del sábado, Satterfield señaló su portafolios y sostuvo que contenía documentos que demuestran que Irán arma a los milicianos chiítas en Irak, observación que le ganó una airada respuesta del enviado de Teherán. "Sus acusaciones sólo buscan encubrir sus fracasos en Irak", replicó Aragchi.
Los estadunidenses llevan algunas semanas afirmando que se ha usado tecnología iraní en bombas que han dado muerte a unos 170 estadunidenses y otros militares extranjeros en Irak. Sin embargo no aparecen pruebas que demuestren tal acusación; Irak está inundado de armas, explosivos y otros materiales para fabricar bombas y parece poco probable que los milicianos chiítas necesiten adiestramiento de los iraníes. En sí, toda la postura contra Irán del gobierno estadunidense en el caso de Irak parece no tener sentido. Acusa a Teherán de interferir en el trabajo del gobierno iraquí, pese a que los mayores partidos en el gobierno iraquí nacieron y se desarrollaron en Irán. En otras palabras, Irán ya está "en" Bagdad y sus protegidos dirigen el espectáculo desde la Zona Verde, cerca del Ministerio del Exterior, donde se realizaron las pláticas este fin de semana.
Fue una obviedad que Zalmay Khalilzad, embajador estadunidense en Irak, dijera que "el futuro de Irak y de Medio Oriente es el tema definitorio de nuestro tiempo", pero su llamado a Siria e Irán a ayudar al gobierno iraquí de Nouri al-Maliki provocó nuevas demandas iraníes de un retiro estadunidense. Todos los vecinos iraquíes estaban representados: Irán, Siria, Jordania, Arabia Saudita, Turquía y Kuwait, así como Naciones Unidas, la Liga Arabe, Rusia, Francia, Gran Bretaña, China, Bahrein y Egipto.
"La violencia en Irak no conviene a ningún país de la región", sostuvo Aragchi, el enviado iraní.l "La seguridad en Irak es nuestra seguridad, y la estabilidad en Irak es necesaria para la paz y la seguridad en la región... En lo relativo a seguridad contamos con canales que podemos poner a funcionar." Aragchi no dijo cuáles eran esos "canales".
Aparte de que le complacería ver a los estadunidenses retirarse humillados de Irak, Irán tiene un claro interés estratégico en que se vayan. Con fuerzas estadunidenses en Afganistán -y operaciones clandestinas dentro de Pakistán-, así como en Irak y en las ex repúblicas soviéticas, Irán está prácticamente rodeado de poderío bélico estadunidense. Añádase la flota en el Pérsico y no es difícil ver que tal vez Irán se siente tan amenazado como ahora los estadunidenses en Irak.
© The Independent
Traducción: Jorge Anaya
Fuente: http://www.jornada.unam.mx
0 comments:
Publicar un comentario